viernes, 3 de agosto de 2007

Falabella y D & S, El cara y sello de una inminente fusión. ( 3 de julio)

Los que alguna vez nos hemos interesado en escuchar el relato de un anciano, ansioso por hablar de su pasado y su experiencia de vida en un país completamente distinto al de ahora, sabemos de la realidad social en la que se enfrentaba el chileno común. Si alguien necesitaba comprar con urgencia algún producto, no tenía otra opción, que la de los famosos “almacenes de barrio”. La gente no podía “regodearse” en sus compras. La cantidad y variedad de productos que encontramos actualmente no existía. No se hablaba de “Empresas Multinacionales”, ni de grandes sociedades económicas, como de las que existen en la actualidad. En estos tiempos, la realidad del mercado chileno, difiere ostensiblemente, de la realidad que vivió ese anciano. Volviendo a nuestra realidad, hablamos de Falabella (Sodimac, Tottus y sus multitiendas) y Cencosud (Jumbo, Almacenes París), empresas chilenas que tienen un amplio mercado que les permite ser multinacionales. El primer caso, merece un análisis más exhaustivo, ya que Falabella con D&S (supermercados Líder, Farmacias Ahumada), son el foco de atención del “mundo empresarial” por estos días. La fusión de estas dos empresas nacionales aún no se concreta totalmente, necesitan la aprobación por parte del tribunal de defensa de la libre competencia (TDLC), para que sea confirmada la sociedad de estos “gigantes del retail”. El TDLC aprobará esta fusión, si considera que ésta no daña el mercado de libre competencia, que siempre se ve amenazado por el “fantasma” del Monopolio, también llamado ahora “Unipsonio”, dentro del lenguaje económico. Curioso resulta el análisis de una fusión de esta magnitud, apelando a las supuestas consecuencias, y posibles repercusiones en el mercado nacional, como si fuera la primera experiencia como país en esta materia. Resulta recurrente escuchar de nuestras “propias bocas”, que a los chilenos se les olvida con facilidad las cosas, con respecto a la trascendencia del acontecer político, económicos, deportivos y social. Esa “amnesia” que nos afecta, parece impedirnos recordar con claridad, las posibles consecuencias en lo económico y social de estas grandes sociedades líderes del “ritail”. Para algunos estas alianzas estratégicas tienen algunas ventajas por el incremento de capitales, los que permiten que estas empresas puedan estar a la par de las grandes multinacionales extranjeras. Esas son las pretensiones por parte de Falabella y D & S, que de aprobarse su fusión, verían sus arcas incrementadas de manera considerable. Nuestras multinacionales argumentan, que estas sociedades benefician a los consumidores. Según ellas, tendrán una mayor gama de posibilidades de consumo, por la compra de productos en grandes cantidades y a bajo costo, lo que caracteriza a las “empresas retail”. Aparentemente les interesa el bienestar de la gente, pero no es un despropósito pensar, que su objetivo es expresar un interés hacia los que consumimos sus productos, con la finalidad de lograr de esta manera, captar nuestra confianza en ellos y mantenernos como “esclavos”, de un mercado que es indispensable para satisfacer nuestras necesidades. ¿Los consumidores estamos pecando de ingenuos?. Nos llenamos de dicha, cuando vamos a supermercados y multitiendas, en donde el “retail”, se manifiesta en su máxima expresión. Nos dejamos encandilar, por los bajos costos de los productos que se encuentran en grandes cantidades y variedades. Parece “florecernos” ese “consumista” que llevamos dentro, y que no soporta la tentación de comprarlo todo. Un factor importante, en el gran nivel de consumo de los chilenos en la actualidad, es la buena situación económica que vive el país, y el endeudamiento de la gente de estratos medios y bajos. Las facilidades que brindan las multitiendas, para acceder a tarjetas de crédito, son las que determinan el uso indiscriminado de ellas, haciendo caso omiso de la posibilidad siempre “latente” de endeudamiento. A veces da la impresión, que no muchos reparan en que con este consumismo exacerbado, no solo se están endeudando, sino que también están fomentando que las arcas de estas empresas, aumenten de manera rápida y creciente, entregándoles así el poder de adueñarse de un mercado, en el que no todos están en condiciones de competir. Las grandes damnificadas con esta manera de hacer comercio por parte de las grandes empresas, son las pequeñas y medianas empresas (Pymes), que ven como un problema casi insoluble la pérdida de consumidores. Las Pymes no tienen manera de poder competir, con empresas que poseen fuertes capitales, que por lo general son producto de grandes sociedades. La gran variedad de productos existentes en el mercado de bajos costos, posibilita esa sensación de libertad de algunas marcas para adueñarse de determinados sectores económicos. Esto muchas veces tiene nefastas consecuencias, porque se reduce la cantidad de ellas, en un determinado tipo de servicio y se ven minimizadas las opciones de poder elegir otras alternativas. El consumidor, al no tener la posibilidad de elegir, se ve obligado a permitir cualquier condición del servicio entregado. En algunos casos estas empresas se aprovechan de esto entregando un servicio deficiente, imponiendo condiciones abusivas, que difícilmente se pueden impedir. Es por eso que el (TDLC), se ha visto en la disyuntiva de aceptar o no, la fusión entre Falabella y D & S, por el supuesto riesgo que pudiera implicar, la incapacidad de algunas empresas de competir con ellas en igualdad de condiciones. De esta manera se pretende proteger a las “PYMES” de menor envergadura. Cuando nos referimos a estas grandes empresas, cometemos el error de catalogarlas como multinacionales o “transnacionales”, que para poder serlo, deben posesionarse en una cantidad considerable de mercados extranjeros. Es un despropósito entonces llamarlas como tales si consideramos, que por lo general, casi la totalidad de ellas, no incide en una cantidad que supere los 4 países. Petrobas (Brasil) y Arcor (Argentina) son algunos ejemplos de verdaderas “transnacionales”, que a diferencia de las nuestras, lideran otros mercados en abundancia. No dejan de tener razón, los que cuestionan la posible fusión de Falabella y D & S. Es inobjetable, que la capacidad financiera de estas empresas, aumentaría significativamente, pero la implicancia que esto podría tener en nuestra economía nacional, podría ser nefasta para las empresas más pequeñas y los propios consumidores. Esta sociedad, quizás no sería una amenaza para las grandes multinacionales extranjeras, pero probablemente incidirá negativamente, en la libre competencia de una buena parte del empresariado chileno.

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